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Incesto por fatalidad (3)

en Hetero: General

INCESTO POR FATALIDAD – 3 –

El priapismo es una consecuencia muy rara de algún tipo de desorden en la médula espinal, de leucemia o de inflamación de la uretra. Es una erección sostenida y a veces dolorosa que ocurre sin estimulación sexual o con ella. En el priapismo, el pene es firme pero la cabeza del pene es blanda. El pene comienza a llenarse de sangre como en una erección normal, pero la sangre no sale fuera de las cavernas peneanas y la erección no desaparece, después de un estímulo o actividad sexual, a diferencia de lo que ocurre en una erección normal.

El nombre de priapismo deriva del latín "priapus" que era el nombre del dios varón y fértil en la mitología clásica y que nosotros conocemos como el dios príapo.

Cualquier andrólogo que hubiera permanecido al lado de los hermanos Duarte el día anterior a su entrevista con la señorita Laura de General Videos le hubiese diagnosticado a Tony un priapismo agudo. Permanecer erecto desde las cinco de la tarde hasta las cuatro de la madrugada con su hermana Irene y haciéndola gozar durante casi doce horas seguidas, hubiera sido para el doctor un signo claro del mencionado priapismo.

Aunque Tony no sintiera dolor alguno y su capullo nada tuviera de blando sino al contrario, tan duro como una roca permaneció durante las once horas que estuvo dentro de la vagina de la hermana. Incluso almorzó y cenó con Irene sentada en su regazo y su verga encajada hasta las bolas en la deliciosa vagina femenina. Sólo se la sacaba cuando uno de los dos tenía que ir a aliviarse la vejiga.

Sin embargo, lo que un especialista andrólogo o urólogo hubiera pronosticado como priapismo agudo, un psiquiatra lo habría diagnosticando como "obsesión compulsiva", aún sin conocer el principio de dicha obsesión que tuvo lugar a tan temprana edad, que ni siquiera el muchacho la recordaba.

Siempre creyó que su deseo de Irene había nacido cuando, al llegar a la adolescencia, la vio por primera vez desnuda en el baño y se masturbó mirándola. Continuó muchos años masturbándose siempre imaginando que era su hermana Irene a quien poseía y nunca pensaba en otra mujer que no fuera ella. Continuó haciéndolo hasta el momento en que la penetró por primera vez, como ya hemos dejado descrito en el capítulo anterior.

Para Tony Duarte no había en todo el globo terráqueo otro sexo más hermoso ni más apetecible que el de su hermana Irene. Pero de todo esto él no recordaba nada en absoluto.

La obsesión compulsiva también se desarrolla, por ejemplo, en los asesinos en serie. ésta obsesión por matar no decrece con el tiempo si no al contrario, va aumentando e incrementándose de forma tal que se ven obligados a asesinar cada vez con mayor frecuencia. El último asesino en serie que yo conocí, Salvador Ferrandis de la provincia de Castellón, comenzó su andadura asesina a los veintisiete años y no fue detenido hasta los treinta y ocho, cuando ya llevaba en su haber dieciséis asesinatos de mujeres, todas ellas estranguladas y violadas.

Una teoría sostiene que la ansiedad puede también ser una reacción a unos impulsos reprimidos, agresivos o sexuales, que amenazan con desbordar las defensas psicológicas que normalmente los mantienen bajo control. Por lo tanto, la ansiedad indica la presencia de un conflicto psicológico. Pero no era este el caso de Salvador Ferrandis. No padecía ningún caso de ansiedad.

Mayor razón para la ansiedad la tendría Tony Duarte por su hermana Irene y tuvo que aguantarla durante diecinueve años hasta que la fatalidad obligó a Irene a entregar su cuerpo a su hermano Tony. Ciertamente que ella disfrutó más veces que él de esta entrega, pues durante once horas, al igual que la dama del "Informe Hite", tuvo más de cien orgasmos antes de dormirse.

Tony, se corrió dentro de su hermana nueve veces, aunque los dos últimos orgasmos podríamos considerarlos secos pues no hubo emisión de esperma por parte del muchacho. Para que luego digan los sexólogos que si no hay emisión de semen no hay orgasmo (una de las muchas chorradas de los especialistas). Finalmente se durmieron a las cuatro de la madrugada, desnudos, abrazados, ella encima de él y con el miembro erecto de Tony dentro del fabuloso sexo femenino.

Sin embargo, despertaron separados y Tony con el pene flácido. El cerebro tiene reacciones para la que todos los especialistas, empezando por lo neurocirujanos, tienen una explicación pese a que sólo conocen un diez por ciento del total de las capacidades del cerebro humano.

Tan absurda es la teoría del priapismo o de la obsesión compulsiva, como la interesada Teoría Científica del calentamiento global del planeta por culpa del CO2. Fue Irene la que primero despertó y lo primero que vieron sus ojos fue la verga de su hermano en estado flácido.

Aún así le pareció grandiosa y perfecta, no pudo contener la tentación de acariciarla suavemente con la yema de los dedos. Pese a que estaba segura de que su hermano dormía, vio crecer la verga bajo su mano de forma tan rápida que en cuestión de segundos le pasaba del ombligo. Las venas azules que la recorrían estaban tan hinchadas que parecían a punto de estallar. Inclinó la cabeza hacia la enormidad masculina lamiéndola muy levemente mirando al mismo tiempo por si Tony se despertaba.

Lo único que ocurrió fue que la erección le sacudió un pollazo tremendo en los labios y apartó rápidamente la cara porque si le da un poco más fuerte estaba segura de que le hubiera hinchado los labios. De nuevo apoyó la cabeza en la almohada mirándolo dormir mientras le acariciaba la polla con la yema de los dedos.

Ciertamente, no hay como tener veinte años para que, con unas horas de sueño, te recuperes de las más prolongadas e incruentas batallas de amor. Tony dormía casi siempre en decúbito supino, y eso si lo sabía ella porque más de una vez lo había visto dormir en su habitación al pasar por el pasillo.

Pero lo que no se esperaba en aquel momento es que él se girara hacia ella y su brazo le pasara por encima quedando la mano sobre su hermosa teta izquierda. Dejó de acariciarle la verga y casi sin respirar se mantuvo quieta por ver que ocurría y lo que ocurrió fue que, tras un profundo suspiro del muchacho, notó los dedos de su hermano apretándole suavemente la teta. El suave apretón se repitió al cabo de unos segundos al tiempo que la palma de la mano giraba sobre el pezón que se endureció casi de repente.

El muchacho abrió los ojos todavía somnolientos y le sonrió murmurando sin moverse:

- Buenos días, mujercita mía.

- Buenos días, maridito.

- ¿Te la meto otra vez? - preguntó, inclinando la cabeza para mamarle el pezón de la teta derecha aspirándolo suavemente.

- Sólo la mitad, porque de ahí para atrás es más gruesa que mi brazo y aún estoy dolorida - respondió pasando un muslo por encima de los suyos.

- Pues no sé como vamos a hacer el casting si nos piden que te la meta entera - comentó él, mientras el duro glande penetraba despacio en el húmedo calor de la vagina.

- Podré soportarlo, mi vida, aunque me estás dando un gusto que no sé si me contentaré con la mitad.

- Mi querida esposa, es mejor que te conformes. Porque si esta tarde tengo que estar una hora bombeándote desde el capullo hasta la raíz, quizá no puedas correrte a causa del dolor.

- Entonces es mejor dejarlo - comentó ella separándose para continuar explicando sentándose en la cama con los pies en el suelo-. Además, tú hiciste un gasto de semen tan grande ayer que cuando me levanté para ir al baño, cayó sobre el suelo una gleba de leche que parecía un flan de nata y me llegaba tu semen hasta las rodillas.

- Es que estás tan cachonda, cariño mío, que cada vez que me corro dentro de ti, me vacío por completo.

- Lo sé, Tony, mi cielo, lo sé porque te he sentido muchas veces. Anda, levántate, son casi las doce y tenemos mucho que hacer.

- ¿Cómo qué, por ejemplo? – preguntó el chico.

- Ducharnos, vestirnos, preparar la comida y no estaría de más hacer fotos desnudos con la vieja máquina polaroid, por si nos piden alguna.

- ¿Pero tiene carrete?

- Claro, creo que quedaron cinco o seis fotos del segundo carrete que utilizamos las navidades pasadas.

- Ah, pues no estaría mal hacer una con mi verga dentro de tu coño ¿no te parece?

- Lo probaremos a ver que pasa – respondió ella

- Pues mejor tráela ahora que estamos desnudos.

- Vale, ahora vengo – indicó, levantándose y caminado hacia la puerta.

Tony se quedó acostado mirándola y al ver caminar aquel cuerpo curvilíneo y satinado, tan exuberante y delicioso por el que tantos años había suspirado, su verga se encabritó batiendo con fuerza contra su vientre con un fuerte sonido sordo. Ella se giró sonriendo al oírlo y movió la cabeza antes de salir de la habitación sintiéndose feliz de que la deseara tan ardientemente.

Irene, mientras caminaba, pensaba que había hecho mal al decirle que estaba dolorida porque el dolor que sentía no era exactamente un dolor, sino una especie de plácida turgencia, una encantadora tumefacción que, en realidad, le producía más voluptuosidad que dolor. Recordaba que cuando se despertó tuvo la sensación de que un cirujano le había extirpado un gran trozo de carne entre los muslos y notaba que le faltaba algo en su entrepierna. Nunca en su vida hubiera imaginado que podría disfrutar toda una tarde y una noche de orgasmo tras orgasmo a cual más delicioso, potente y palpitante, ni que ella tuviera capacidad de resistirlo.

Se preguntaba ahora si aquel deseo irrefrenable de disfrutar a tope el placer del sexo estaba producido por el hecho de que él fuera su hermano, un muchacho verdaderamente guapo, alto, fornido y simpático con un miembro tan grueso como su brazo y tan largo como su antebrazo que la transportaba de orgasmo en orgasmo con la regularidad de un cronómetro. Cuando entró en la habitación donde se guardaban los trastos que no se utilizaban frecuentemente, se notó húmeda y con ganas de sentir de nuevo aquella inmensidad de miembro incrustada a tope dentro de su vientre.

Mientras revolvía las cajas en busca de la polaroid pensó que no podía continuar siendo la novia de Jesús. El chico no se lo merecía, era un buen muchacho que la había disfrutado siempre que le apetecía. Con eso ella lo consideraba suficientemente pagado como para finalizar las relaciones, teniendo en cuenta que en los doce o catorce meses que duraban sus relaciones jamás la había hecho gozar ni la décima parte de lo que había disfrutado con Tony en una sola noche.

Aunque este disfrute fuera de una importancia relativa, no podía negarse a si misma que no estaba dispuesta a continuar siendo el "juguete" de Jesús. Ni pensaba por asomo casarse con él. Al encontrar la vieja polaroid miró ansiosa si quedaban bombillas del flash, comprobando que tan sólo se habían gastado dos de las ocho que lo componían. Por lo tanto, quedaban seis fotografías en el carrete.

Contó mentalmente que tanto ella como su hermano necesitarían hacerse una cada uno desnudos, otra podían hacerla con el berroqueño y rojo glande del miembro dentro de su sexo, otra con el pene hundido en su vagina hasta la mitad y otra hasta casi el voluminoso final de la verga que le dilataría la vulva a tope.

Tuvo que recoger una servilleta de papel para secarse el sexo pues con estos pensamientos en la cabeza su libido se había disparado incontrolablemente y la humedad le llegaba a los muslos.

Procuró desechar estos pensamientos porque no deseaba que su "marido" se diera cuenta de lo caliente que estaba. Sonrió al pensar en su "marido". Volvió a meter la máquina fotográfica en su funda y se la colocó en bandolera sonriendo mientras caminaba hacia la cocina pensando que aquella tarde, durante el casting, lo tendría encima de ella y no debajo como él deseaba por temor a lastimarla.

Quería sentirlo encima de ella, se lo había pedido más de una vez pero él se negaba alegando que pesaba demasiado y podía hacerle daño. ¿Tanto la quería? ¿Estaría enamorado de ella? y ella ¿Estaba enamorada de su hermano? La verdad es que no sabía qué pensar.

 

Hicieron las fotos tal y como había imaginado Irene. Aunque a ella le hizo dos en vez de una: la primera foto acostada completamente desnuda y otra de pie con braguitas y sostén en una postura muy provocativa. Se corrió sin poder evitarlo cuando la enorme verga la penetró hasta la mitad. Volvió a correrse para la otra foto, gritando de placer cuando el pene se hundió casi por completo en su vagina, dejando solo espacio para que se viera que el enorme falo la había penetrado casi por completo.

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