RELATOS BREVES Y VERÍDICOS. 1.-
El parricida sonámbulo
Seguramente ni el propio Jules llegó nunca a imaginar que su sonambulismo le
iba a librar totalmente de la cárcel. De hecho le contó por primera vez a su
abogado lo del trastorno del sueño cuando ya llevaba nueve meses acusado de
asesinato y a la espera de juicio en una prisión de Manchester.
Su caso se ha convertido en el crimen de sonámbulo inocente número 68 de la historia mundial y en el primero de Gran Bretaña.
Jules Lowe, un británico de 32 años, ha sido declarado en marzo no culpable de la muerte de su padre en octubre de 2003, en Walkden (Manchester). La sentencia ha considerado que Lowe actuó como un autómata y ha resuelto que deberá ingresar en un hospital psiquiátrico por un período indeterminado.
Cuando Jules empezó a decir que había matado a golpes a su padre Eddie Lowe, de
82 años, sin darse cuenta, porque estaba dormido, parecía una excusa tonta que
le permitía emborracharse a diario, mientras duraban los experimentos a los que
le sometieron en el Centro del Sueño de Londres.
Los médicos se dedicaron a emborrachar a Jules para reproducir el estado en el que se encontraba la noche que mató y, cuando se dormía, estudiaban su actividad cerebral, muscular y respiratoria.
Aunque el acusado no llegó a realizar ninguna actividad
física durante el sueño, los investigadores partieron de la base de que era un
sonámbulo por los testimonios de amigos y familiares. Tras lo que la BBC ha
denominado como "el más minucioso estudio científico de la historia legal
británica", los médicos afirmaron que era posible que el acusado hubiera matado
sonámbulo a su padre.
Los sonámbulos y el crimen
Existe una predisposición genética para este trastorno del sueño que suele ir
acompañado de pesadillas. Cuando los sonámbulos duermen, algunas áreas del
cerebro funcionan como si estuvieran despiertos, mientras que otras están en el
estado propio del sueño.
El 8 por ciento de los niños son sonámbulos y el porcentaje disminuye en la edad adulta, con un 1 por ciento, la mayoría hombres. El alcohol, las drogas y el estrés actúan muchas veces como detonante.
No es fácil convencer a los jueces de que has cometido un crimen mientras
dormías, lo fundamental en estos casos es demostrar una largo historial de
actividades nocturnas y que durante la comisión del delito no se tuvo en ningún
momento conciencia del mismo.
También hay que carecer de motivos para matar a la víctima.
Las herencias y problemas conyugales dificultan mucho el caso.
La mayoría de las defensas que alegan sonambulismo fallan porque se demuestra que el acusado despertó en algún momento del ataque y tuvo conciencia de sus actos.
Dean Sokell, en 1998, y Stephen Reitz, en 2004, empezaron a
atacar a sus parejas en Devon (Gran Bretaña) y Los Ángeles, respectivamente,
mientras estaban dormidos, pero en sus juicios se demostró que recuperaron la
conciencia en pleno ataque y remataron la faena con la muerte de las mujeres.
Otro caso relevante es el de Scott Falater, un mormón de 43 años, que apuñaló a su mujer 44 veces en Arizona y la tiró la piscina de su casa en enero de 1997. Después guardó las ropas ensangrentadas y el cuchillo en un bote de plástico.
Un vecino vio como la arrojaba a la piscina y avisó a la policía. Scott alegó que no se acordaba de nada porque era sonámbulo y la había matado mientras dormía.
Sus hijos estaban convencidos de su inocencia, pero el jurado le declaró culpable de asesinato en primer grado porque había hecho demasiadas cosas para estar durmiendo.
Hay algunos sonámbulos a los que sí les ha funcionado la excusa. A principios de
los años 80, Steven Steinberg fue declarado inocente por enajenación mental
transitoria debido a su sonambulismo. Había matado a su mujer, Elena, de 26
puñaladas.
Una buena defensa puede librar de la cárcel a un sonámbulo9 si éste sabe preparar con tiempo su actividad onírica.