DON DE LENGUAS
Nicolette es una francesita de pelo castaño claro, ojos color miel muy grandes y expresivos naricita respingona , y una boca muy, muy sensual. Sus pechos son como dos palomas, blancos y palpitantes, con unos pezoncitos sonrosados que producen ternura a quien tiene la suerte de verlos. Su cinturita es un prodigio de estrechez, ensanchándose en las caderas como un ánfora griega. Entre sus espléndidos muslos, anida su pequeño sexo, de labios tenuemente rosados en su exterior apenas cubierto de vello y algo más tirando a rosa fuerte en su delicado interior. El clítoris destaca al principio de su Monte de Venus, como una pequeña motita, como una minúscula rosita de pitiminí.
No es muy alta , para su edad ; pero suple la falta de altura con una gracia tal, que nadie se percata de si le sobran o le faltan centímetros. Sus muslos son dos columnas de alabastro , que ella gusta de mostrar vistiendo unas falditas de tamaño insignificante, pero de un innato buen gusto. Acaba de terminar su carrera de profesora de lenguas. Sí, digo bien : lenguas. Porque, a parte de su francés natal, Nicolette domina a la perfección el castellano, el italiano, el inglés y el alemán. De momento se conforma con estos idiomas, aunque no descarta aprender alguno más.
Sí, Nicolette tiene un don : el de la lengua. Con los idiomas se defiende bien, como ya hemos dicho ; pero con la lengua con la lengua es sensacional. Ella es un fenómeno de la naturaleza. Un prodigio al que solamente tienen acceso un reducidísimo círculo de amigos, o a quién ella en un momento determinado quiera hacer partícipe.
Hoy, por ejemplo, Nicolette ha quedado para almorzar con dos amigos de la escuela de idiomas. Ellos son pareja, y muy, muy íntimos de la francesita.
Acaban de terminar el almuerzo. Ha sido opíparo. Nicolette, como buena francesa, es acérrima seguidora de la "nouvelle cousine", y se ha esmerado para deleitar a sus amigos. Nahim, es un muchacho de origen argelino, muy alto y esbelto, de espléndida musculatura desarrollada a base de mucho descargar mercancías , por la noche, en el Mercado Central, para poder pagarse los estudios. Su rostro es de una belleza clásica, elegante, con unos ojos negrísimos que brillan constantemente como carbones encendidos. Su pareja, es Sophia, una italiana bellísima, de largos cabellos color oro viejo, boca de labios gordezuelos, de los que incitan al mordisco nada más verlos.
Los senos son dos exuberantes montañas de color casi dorado ( le gusta tomar el sol en top-les), cuyas cumbres son unos pezones gruesos como aceitunas, y que ella gusta de estimular constantemente dándose pellizquitos. Su cuerpo se vislumbra como el de una futura mamma, con tendencia a las curvas pronunciadas, aunque ahora lo conserva en su punto exacto. Los tres son grandísimos amigos, sin inhibiciones de ninguna clase. Gente joven y sana, de criterio abierto y con muchísimas ganas de disfrutar de la vida.
Como es verano, el atuendo de los tres es muy ligero. Ellas apenas cubren sus desnudeces con unos vestiditos cortos, de tejido muy ligero, casi transparente. Ya no llevan puestas las bragas, y sus sexos se vislumbran con cualquier movimiento que hacen. El lleva unos pantalones cortos, muy amplios, de tela blanca y liviana. Por la pernera le asoma, de cuando en cuando, la punta de la verga, oscura y de un tamaño más que mediano. Tintinean las cucharillas en las tazas de café.
Nicolette, que es muy golosa, chasquea la lengua al apurar los últimos posos de azúcar. Ese chasqueo parece producir un cambio intangible en ella. Sus ojos parecen cambiar de color, alternando su color meloso, habitual, con otro más verdi-amarillento, más felino. Las aletas de la nariz se le dilatan, como aspirando perfumes solo percibidos por ella. Sus amigos quedan inmóviles : una vez más , se ha producido la metamorfosis. Ahora solo cabe disfrutar de ella, con ella. Hasta el límite que puedan aguantar sus cuerpos.
Tanto Sophia como Nahim , se recuestan en los mullidos almohadones sembrados sobre la alfombra turca, con los miembros relajados, como ofrecidos. Nicolette se acerca primero a la italiana, le abre el vestidito para paladear a sus anchas el cuerpo de su amiga. Su boca se acerca a la de su amiga. La punta de su sonrosada lengua, lame suavemente los jugosos labios y luego, despacio, se introduce lentamente en su boca, recorriendo cada rincón, enredándose con la lengua de Sophia, alargándose más y más casi hasta la campanilla de la hermosa italiana. Sale la lengua de la boca ajena y, reptando por el cuerpo dorado, llega hasta los senos.
Allí, se bifurca en dos, se torna bífida para alcanzar, a la vez, los dos gruesos pezones, enroscándose en ellos, acariciándolos, lamiéndolos. La italiana gime, con los ojos muy abiertos, esperando más y más placer, que no se hace esperar. La lengua de Nicolette abandona los pezones, se vuelve a unir en un solo músculo y se desliza estómago abajo, hasta alcanzar el clítoris anhelante de la bella. Lo flagela una y mil veces, hasta que Sophia se retuerce como una víbora, acariciando a su vez los pechos blanquísimos de su agresora. Sigue en su descenso la lengua francesa, introduciéndose como una anguila por el sendero de la vulva. Llega al punto "G" y a todos los del abecedario. Saluda a los ovarios de su amiga y , cuando llega a la última pared del callejón sin salida, se engrosa más y más, alcanzando primero las dimensiones de un pene normal, luego de un dildo más que respetable y , por fin, en un objeto desmesurado que rebosa la vagina de la italiana, llevándola al borde peligroso del barranco de los mil orgasmos.
Aún tiene la francesa un último recurso lingual : manteniendo ocupado el útero de su amiga, sale un anexo de la lengua de Nicolette y , bajando, bajando, llega hasta el agujero posterior, donde se introduce como una lombriz, usando unos jugos gelatinosos que facilitan su paso con una rapidez pasmosa. El esfínter de la madonna no se resiente , y se adapta rápidamente al ligero engrosamiento de la lengua introducida, que aumenta de tamaño poco a poco, guiándose por el placer despertado en el recto de la muchacha y deteniéndose, ipso-facto, en cuanto detecta el más ligero dolor. Ahora ya tiene el grosor de un falo. La longitud toda la que puede albergar el intestino, siempre y cuando le produzca placer.
Llega la ola del doble orgasmo, del triple orgasmo. La lengua flagela las cavidades interiores de la italiana, la destruye y la renueva, la hace reir y llorar de placer, chillar de gusto salvaje, maullar como una gata en celo, relinchar como yegua en el prado, mugir como vaca de ojos despavoridos Pierde la noción del tiempo. Su amiga la acuna, ya con la lengua en su proporción normal.La besa en la frente y la deja dormir un rato, mientras se dedica a dar placer a Nahim que, desde hace un rato, espera con el falo enhiesto.
Nicolette se toma un respiro , para reponer fuerzas y darse algo de placer así misma. Monta sobre el vientre del argelino, que la penetra suavemente, hasta lo más hondo. Ella se inclina sobre él, los pezoncitos rozándole los labios al muchacho. Lo cabalga unos minutos, luego, desmonta y lo besa con su lengua tan especial. Repite las caricias que ya ensayó con Sophia. Lame los viriles pezones con la lengua bífida. Baja por el abdomen tableteado del hermoso semental y se enrosca a lo largo de todo el pene, desde la base hasta la punta.
Lo presiona suavemente, como si se tratase de una mano acariciante. Un delgadísimo hilo de lengua, se introduce por el meato urinario del macho, a la vez que otro extremo del músculo bucal, repta entre los testículos hasta encontrar el oscuro orificio de oprimidos bordes. Se repite la operación , lo mismo que con la mujer. El argelino es violado con su consentimiento, gozando de 0 a 100, hasta que su próstata envía a su cerebro la orden tajante de eyacular , pronto y mucho. Acerca aún más la boca la francesita, para recibir en su interior el castillo de fuegos seminales que dispara la polla moruna. Luego, el silencio.
Nicolette mira con arrobo los cuerpos desmadejados de sus amigos. Se enternece. Se vuelve a excitar. Sale la lengua de entre sus labios, bajando hasta sus propios pezones, amándolos, recorriéndolos, jugueteando con ellos. Sigue el descenso hasta los cielos de su vagina, de su clítoris, autoestimulándose, penetrándose, acariciándose, llenándose a tope, follándose a ella misma. Es un placer celestial, que culmina enculándose con su lengua bífida, penetrándose, jodiéndose en un paroxismo lujurioso sin precedentes en la historia de la lengua francesa. Ni en ninguna otra.
¡ Qué más quisiéramos ¡.
Carletto