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Transformación

en Gays

TRANSFORMACIÓN

Eva era un travestí de los de toda la vida. Desde que tenía uso de razón había sido pillado infinidad de veces vestido de mujer. Desde muy pequeño, con los cuatro trapos que les quitaba a su madre o sus hermanas mayores, se arreglaba unas indumentarias originales y no exentas de buen gusto. Se llevó algunos bofetones al ser descubierto maquillado como una diva ; pero pronto su familia se hizo a la idea de que no tenía remedio y todos se prepararon para lo inevitable. Porque, además, era muy cabezón y no hubo forma de quitarle la idea de la cabeza : él era una niña.

En los primeros años de su adolescencia ya se atrevía a salir vestido de chica con ropa a la medida que le confeccionaban sus hermanas. Poco a poco se fue dejando el pelo largo y a los dieciséis años ostentaba una hermosa melena de pelo castaño claro . Naturalmente la dirección del instituto no tragaba con tal aspecto y Eva ( entonces Francisco ) se disfrazaba con sus vaqueros, sus zapatillas deportivas y la melena quedaba disimulada con una coleta unisex.

En los ratos libres estudiaba peluquería y esteticién, cosa que le era muy fácil debido a su buen gusto innato, por lo que , cuando llegó a los dieciocho años se pudo colocar en un establecimiento próximo a su casa propiedad de una tía suya.

Procedente de una familia modesta , no podía esperar ayuda económica para su imparable transformación , por lo que ahorró como una hormiga para operarse de los pechos, previo tratamiento hormonal, electrolisis para el vello corporal, etc. etc. etc. . Al cabo de poco tiempo los resultados fueron espectaculares. Su belleza natural más las ayudas de la ciencia médica y la cosmética lo confirmaron como lo que era : una mujer de cabo a rabo.

Hablando de rabos : eso era lo único que quedaba por solucionar. Pero el problema no se eliminaba así como así . Era carísimo y Eva, tras la operación de los senos se había quedado sin blanca. Pasaba el tiempo y ella quería ser definitivamente por fuera lo que era íntegramente por dentro.

Tras una conversación informal con una travestí conocida, llegó a la conclusión de que la vía más rápida para lograr el dinero que precisaba era la prostitución . Haciendo de tripas corazón accedió a que le organizaran una cita. La intermediaria era una señora ( viuda, según ella ) que buscaba a los clientes y alquilaba su piso para la ocasión. Eva fue informada de que el cliente era un señor de toda confianza y de que habría otra persona más. O sea : un trío.

La noche anterior no pudo dormir. Sus relaciones sexuales habían sido más bien escasas : pajas a compañeros de curso, alguna que otra mamada a algún profesor para subir nota… pero nada más. Seguía virgen , aún siendo la hembra más deseada de la vecindad.

Vestida con sus galas más sexis acudió a la dirección que le habían facilitado. Y en el ascensor ocurrió la hecatombe : a la vez que ella , subía el chaval más guapo que había visto en su vida. Ni cine, ni tele, ni revistas, ni pollas en vinagre. Todo él era una obra de arte. Una especie de Brad Pitt ; pero mucho más guapo.

Vestía un conjunto vaquero que ceñía sus fuertes muslos, su culo respingón y su paquete más que vistoso. Los ojos azules, el pelo rubio largo pero varonil, los labios sensuales de un latino con reminiscencias arias… . Un sueño.

Rieron como dos adolescentes ( él no debía tener más de diecisiete años ) al ir a apretar los dos a la vez el mismo botón del 3er. Piso. Y volvieron a reir ( aunque con una risa nerviosa ) al pararse , también a la vez, ante la puerta nº 7 .

En cuanto pulsaron el timbre , la puerta se abrió de golpe ( la señora debía estar esperando ). Les dijo que el cliente ya estaba impaciente y les hizo pasar a una salita. Al darse cuenta cada uno de ellos de que el otro era la tercera parte en el trío, se miraron a hurtadillas. Eva con una alegría que no le cabía en el cuerpo : se iba a estrenar con aquél bombón ; pero de repente cayó en la cuenta del "problema" que tenía entre las piernas … y quiso morirse. Se había enamorado hasta las trancas de aquél muchacho y él la iba a conocer cuando todavía no era una mujer "completa ".

No tuvo tiempo de lamentarse más. Los condujeron a sendos baños para prepararse e higienizarse. Eva , con el pensamiento puesto en Andrés ( era el nombre que él le había dicho al presentarse ) se esmeró en el maquillaje. La ropa interior era de buena calidad ( le había costado un mes de sueldo ). Arregló sus carísimos pechos dentro del sujetador, ató bien atrás su "problema" ocultándolo con la suntuosa braguita de encaje y ´,tras poner bien rectas las costuras de sus medias negras, salió a conquistar el corazón del chaval … y el dinero para la operación.

La habitación era espaciosa , la cama enorme . El cliente era un cuarentón , guapo y en buena forma. Estaba en pelotas encima de la colcha y le brillaron los ojos de lujuria al ver a Eva. A Andrés no le brillaron porque en aquél momento estaba pegándole tal mamada al hombre que la colcha casi se metía por el ojo del culo del cliente. La chica metió la mano entre los muslos del chaval para acariciarle los testículos y la dura polla; pero al notar el contacto de la mano femenina, el pene de Andrés se deshinchó, quedando flaccido…

Los pechos de Eva fueron amasados por las garras del hombre, besados y succionados. Le mordió los labios y se despatarró para que los dos jóvenes lamieran su falo juntos. Esa fue la única oportunidad de Eva de juntar sus labios con los de Andrés : chupando el glande del cliente.

Luego , los dedos del hombre dilataron hábilmente el sexo trasero de Eva. Lo embadurnó con grandes dosis de vaselina ( sabía que era virgen ) y tras ponerla a cuatro patas la enculó suavemente hasta que sus pelotas hicieron tope. La chica apoyó su cara y sus senos sobre la almohada elevando todo lo que pudo su hermosa grupa. Parararon unos momentos los envites del semental. Ella notó como un peso suplementario y miró de refilón : Andrés estaba clavando su estaca en el conducto anal del cliente. Recomenzaron los movimientos de meti-saca, esta vez acompasados ambos hombres. Y a Eva le entraron unos celos enormes del esfínter del caballero. Después Andrés fue sodomizado por el hombre y ponía tal cara de placer que , por primera vez en su vida, lamentó no ser un hombre – hombre.

Acabado el servicio, Eva y Andrés cobraron y salieron juntos. Tomándose un café en un pequeño bar , el chico confesó que era homosexual pasivo generalmente y solamente en contadas ocasiones ( cuando el macho le gustaba ) llegaba a ser activo. Pero que todo lo femenino le daba repelús y por eso su cuerpo había reaccionado de tal forma cuando ella lo tocó. Le pidió perdón y le dijo que no lo considerase como nada personal.

Eva lloró toda la noche. Y la siguiente. Y la siguiente.

Al final tomó la decisión de operarse.

Unos años después, Andrés fue localizado por la señora de la agencia. El ya no se dedicaba al mundo del sexo; pero tanto insistió la mujer y le ofreció tan buena remuneración, que al final cedió.

El chico, algo nervioso, se preparó en el baño del meublé . No tenía ni idea de quién solicitaba sus servicios con tanta insistencia y después de tanto tiempo de haberlo dejado. Miró su cuerpo en el espejo de cuerpo entero. Llevaba el pelo más corto, los músculos más hechos. La barba más cerrada. Sus 20 centímetros de nabo colgaban pendulones entre sus muslos de futbolista. Hacía algo de tiempo que no practicaba el sexo. No porque no se lo pidieran todos los días,sino porque no encontraba al macho deseado.

Suspiró hondo y abrió la puerta del dormitorio esperando encontrarse algún maduro de mirada lasciva y cuerpo flaccido. Por eso su sorpresa fue más grande al encontrarse con otro joven, quizá tres o cuatro años mayor que él, tan cachas como él y … mucho más guapo que él. Una barba cerrada pendiente de afeitar de dos o tres días, pelo castaño muy corto, sonrisa atrayente con un rictus de ansiedad. Unos pectorales muy trabajados, junto con el característico abdomen como tabla de lavar eran el complemento de un hermoso y grueso pene de 23 cms., sin circuncidar, que levantaba curioso su cabecita.

Hola, Andrés – musitó el vozarrón del cliente.

No sé si te conozco – contestó el chaval revolviendo en su memoria.

Nos vimos hace unos años. Me gustaste mucho. Me llamo Paco.

Andrés no quiso pensar más. Lo esperaban los brazos del macho. Su macho.

Los jóvenes se fundieron en un abrazo frenético. Andrés sentía su corazón golpear en el pecho, loco por ser poseido por aquél semental que lo ponía duro sólo con tocarlo con sus encallecidas manos .Entrecruzaron sus lenguas, sus penes, sus fluidos. El chico fue taladrado por la polla del mayor. Se mamaron en un sesenta y nueve lúbrico tocando a rebato sus campanillas con las puntas de sus respectivos glandes. Y cuando Andrés, enarbolando su lanza , la introdujo en el casi virginal recto de Paco ( era la segunda vez que lo penetraban ) oyó como el cliente decía entre gemidos, con una lágrima temblando en cada pestaña : por fín, amor mío, soy tuya.

Y Andrés nunca supo de la odisea de Eva para operarse de cirugía plástica. De cómo le restauraron a su pecho la forma original que tenía de muchacho. De las insufribles sesiones de inyecciones y gimnasia para conformar sus músculos en la forma deseada. De las hormonas y contra-hormonas que su estómago tuvo que digerir para restablecer el equilibro original de su físico. De lo que tuvo que sudar para aprender el oficio de mecánico de su padre y empezar a trabajar en su taller. De transformarse en el macho más deseado de la vecindad.

Pero lo había conseguido : era muy cabezón.

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