LOS CORTOS DE CARLETTO : HIJA DE PUTA
Vamos, mi sol, mi cielo. No tengas miedo. Mamá está contigo. Tú ya conoces a don Ernesto. Le has visto un montón de veces : con mamá, con tu hermana Reme, incluso con las dos. Es un buen hombre, no te hará daño. Ni yo se lo permitiría, claro. Pero no pienses ahora en el dolor, ni en el asco. Hoy no te pedirá nada raro. Ya lo hablé yo con él. Hoy, solo te tocará un poquito, y tú le tocarás. Ya sabes donde. Sí, sí : se que no te gusta. Que lloraste mucho cuando el cabrón de mi antiguo novio te obligó a aquello. Pero, entonces, eras más pequeña, mucho más pequeña. Aún no tenías los seis años. Y , ya sabes, que mamá lo tiró de casa. Quería averiarte a cambio de nada. El muy cerdo. Don Ernesto es distinto. El, es un señor. No hiede a vino, ni lleva los ojos legañosos. Sus manos no son toscas, como las de aquél gorrino. El es oficinista, abogado creo. Muy importante, con mucho ringorrango. Solo hay que ver el cochazo que lleva. Y la ropa. Seguro que la compra en El Corte Inglés. Y, siempre tan amable. Con tu hermana no hubo ningún problema. Y eso, que la desvirgó por los dos lados el primer día. Luego, me dijo que se le fue la mano, o el pijo, en este caso. Que estaba muy caliente. Que en su casa no le daban lo que necesitaba. Pero, nos lo compensó muy bien compensado. Al dia siguiente de aquello, me trajeron una lavadora nueva: " Para que lavase la sangre de las sábanas" , me dijo. Tu hermana no se pudo sentar en dos semanas; pero luego, nada de nada. Y, la lavadora, ahí la tienes, funcionando tan requetebién. Ya sabes que mamá no puede ganar dinero. Tengo algo en la columna, desde la paliza que me dio aquel animal. Y, con la cara rajada, no me quieren ni los ciegos. Luego, está la prohibición tajante del médico que nos controla a las del Barrio : si me pillan con un cliente, me meten en la cárcel. Por no se qué de la Salud Pública. Vamos tirando con las mamadas que hago a escondidas. Los de la Asociación de Jubilados , me pagan un tanto al mes, con la contraprestación de las pajas que les hago. Y, no te creas, que me da gusto verles mirando hacia otro sitio con tal de no verme a mí mientras se las meneo. Pero, que le vamos a hacer. La vida es así de cochina. Ya se, ya se, que te habíamos dicho siempre, que tú estudiarías, que no te dedicarías al "oficio". Lo que nos tenemos reido, las tres, haciendo planes, de cuando fueras una señoritinga, y nos pudieses sacar de esta mierda. Lo aplicada que has sido siempre en el colegio. El brillo de tus ojos, cuando me traes las notas :"Las mejores de toda la clase", me dices con orgullo. Y , nosotras , llorando de alegría, como tontas. Anhelando vivir, a través de ti, una vida que jamás será para nosotras. Y, así, no nos da, tanto asco, tragar pollas, ni hacer servicios extras. Lo peor, es cuando llegan los primeros días de curso, cuando hay que comprar los libros. Tan caros . Y, luego, todo el material. Y, tu ya sabes, que soy muy orgullosa. Nada de pedir a la Beneficencia. Ni al Asistente Social. A mí, eso de arrastrarme pidiendo, no me va. Una tiene su decoro. Soy puta, pero no arrastrada. Preferí vender el virgo de tu hermana, con Don Ernesto. Mira , así pudimos matar dos pájaros de un tiro : pagar en la papelería que ya no me fiaban y , de propina, tuvimos la lavadora. Para que veas. Y no tuve que hacer cola, como las otras, esperando para mendigar la ayuda de una beca. Ahora, estamos otra vez en apuros. Y, ya no queda nada para ofrecer a Don Ernesto, excepto tú. Sabes que le gustas, y mucho. Que te compró tu primera y única Barbye. Que ha seguido tu crecimiento, como un padre. Te acordarás, la de veces, que subiste al caballito , sobre sus rodillas . Y , lo que te carcajeabas con las cosquillas que te hacía. Pues , ahora, será parecido. Te subirá a sus rodillas. Te hará cosquillas. Puede que te sobe algo más, claro. Pero, aún así, hoy será menos de lo que te hizo el otro, que, menos desvirgarte Dios me libre te hizo de todo. Así, que no tengas miedo. Y, luego, tu le harás "cosas" a él. Si no sabes cómo, mamá te lo enseñará. Mira, trae esa escoba. Sí, la del palo grueso. Acércate. Tú le tienes que agarrar la pilila así. Sin apretar demasiado. Seguramente, él, estará algo mojado. Si está muy seco, le echas un poco de saliva. Así. Y subes y bajas la mano. Primero , despacito. Luego, más de prisa. Tú, le miras la cara, para controlar por su gesto lo que le gusta más o menos. Al final ya lo sabes tirará ese moquillo de los hombres. Si quiere besarte en la boca, no le digas que no. Aguantas el aliento, y le ofreces los labios. No te preocupes . Tiene algo de alitosis, pero es muy cuidadoso y, siempre, lleva caramelos de menta para disimular el mal olor. Te meterá la lengua hasta la garganta. Por Dios, que no se te ocurra tener arcadas. Tú, piensa en otra cosa. En los libros nuevos. En las clases particulares de la Academia. En lo que quieras, pero no vomites. Ya tendrás tiempo, más adelante, cuando pasemos a las felaciones. Te meterá , seguro, la mano entre las piernas. No aprietes los muslos. Tú, relájate . A ver, enséñame las braguitas. Sí, te has puesto las limpias, como te dije. A él no le gusta la suciedad. Tenemos que acordarnos para el día en que te desvirgue el culito que tienes que hacer caquita antes. Luego, mamá, te pondrá una lavativa. Como cuando eras pequeñita y tenías obstrucción intestinal. También hay que comprar vaselina en la farmacia. Los preservativos los traerá él. Ahora, antes de que venga, enséñame ese cuaderno tan precioso que tienes, con ese título de Religión, que es una maravilla. Cuando acabes con Don Ernesto, se lo enseñas. El es muy religioso, y le gustará.
Carletto.