LOS CORTOS DE CARLETTO : CARTA DESDE MI CAMA
Querido Peter :
Con la fiebre coloreando mis mejillas ( pues no creo que a estas alturas sea la vergüenza ), te escribo postrada en mi cama.
Quiero que sepas, necesito que sepas, la traición de la que fuiste objeto durante mi reciente viaje a tu País.
Sabes que yo estaba enamorada de ti. Coladita por tus huesos, con la locura del primer amor. Y que supe conquistarte, arrebatándote de los mismísimos morros de esa rubia peligrosa, con la que podías haber tenido una boda de campanillas.
Fuiste amable con mi familia. Me presentaste a la tuya , y ejerciste de cicerone mostrándonos gran parte de tu fantástico País. Todo era perfecto, aparentemente. Hasta que lo conocí a El. A "C.G." .
Me impactó su elegancia. Me onnubiló su porte aristocrático. Su madurez , tan bien llevada, hizo que le encontrase un atractivo añadido. Deseché la idea de que , tú, tenías casi su misma edad, aunque te conservas muchísimo más joven. Puede que fuese su aureola de maldad, sus malas compañías, su fama de pendenciero y eterno enemigo tuyo, lo que inclinase la balanza a su favor. No lo sé, ni me lo preguntes. El caso es que comencé a enamorarme de él. Seguramente sería masoquismo puro.
Lo que se inició siendo un capricho de niña rica, se convirtió en el fuego ardiente de una hembra enamorada. Y él se dio cuenta. Y me persiguió, me acosó y me derribó.
Conseguí mantenerme casta a duras penas. Cada vez que lo veía, cada vez que alguien pronunciaba su nombre en mi presencia me derretía. Un incontrolable deseo , casi irreprimible, me obligaba a mantener cerrados los puños ( por no ceder a la tentación de acariciarle ), a enlazar mis brazos tras de mí ( por no abrazarle ), a apretar mis labios férreamente ( por no lanzarme a besar su boca, a chupar su prominente barbilla ).
Pero fuimos pasando a mayores. De un apretón furtivo de mano, a un pellizco en el trasero. De un beso en la mejilla, a un morreo en toda regla.
Mi entrepierna chillaba viendo los avances. Presentía que pronto llegaría su turno.
Y, claro, llegó su turno. Y con él, el acabose.
Sus labios me besaron, me chuparon, me mordieron. Su fino bigotillo me hizo cosquillas, mientras con una mano retorcía mis pequeños pezones, y con la otra, acariciaba mi bajo vientre.
Se lanzó a saco, hurgando en mi vagina y en mi ano. Yo, virgen de todo contacto carnal, no sabía hasta donde se podía gozar con el sexo ni sufrir.
Tras varias horas de besos y achuchones, de caricias infernales que acabaron con mi himen ( y con todo lo demás ), me sentí indispuesta.
Y tú sabes todo lo demás, querido Peter. Nuestra vuelta volando junto con mis hermanos. Y la recepción feliz de mis padres, que nos daban por perdidos.
Lo que no sabes, es mi posterior ingreso en el Hospital ( departamento de Ginecología ), así como la operación a vida o muerte. La vida me la conservaron, aunque nunca podré tener hijos.
Y, esto, es lo que quería contarte desde mi cama.
Si puedes arreglarte con la rubia, hazlo. Seguro que está ansiosa por echarte unos buenos polvos.
Y, si te cruzas con el Capitán Garfio, le dices de mis partes que se ponga una mano ortopédica, y que no sea tan roñoso, que por su culpa me veo así.
Un beso, querido Peter Pan. Y perdona por la cornamenta.
WENDY