miprimita.com

La turista

en No Consentido

LA TURISTA

Te estas alejando demasiado Anna. Estas callejas recónditas están fuera de lo que tienes marcado en el plano turístico. El Zoco ya hace un rato que quedó atrás. Esta ciudad de El Cairo es peligrosa para una mujer como tú. Lo sabes. Te lo han dicho hasta la saciedad.

El muchacho adolescente va delante de ti. Varios pasos. Los suficientes para que no llegues a alcanzarlo. Los imprescindibles para no perder el contacto visual.

El corazón te galopa bajo los duros senos. ¿Miedo ?. ¿Deseo?. ¿Ansia incontrolada por algo que no te atreves ni a pensar ?. La sonrisa del muchacho brilla de cuando en cuando. En sus ojos, tan negros como tus pensamientos, estalla toda la hermosura de la raza árabe. El aire caliginoso del desierto se cuela por las calles encaladas, ciñendo la blanca túnica a los muslos largos y musculosos.

Te cruzas con una mujer egipcia. Una sombra negra en el blanco luminoso, casi azulado, de la calle. Notas sus ojos despreciativos, insultantes. Eres demasiado rubia, demasiado blanca, demasiado inglesa. La minifalda tan corta y la blusa semitransparente tampoco ayuda mucho. Recuerdas el balbuceo del guía oriundo cuando te vio esta mañana. Sus consejos sobre ser más prudente. ¡ Qué sabrá él sobre lo que quieres tú realmente !.

Las losas de la calle han cambiado por un empedrado incomodísimo, sobre todo para el calzado que llevas. Uno de tus tacones queda atorado y tropiezas. Te agachas frotándote el tobillo dolorido. El muchacho asoma tras la esquina, espiando con ojos de fuego todo lo que se puede atisbar entre tus muslos desnudos. Te levantas de inmediato. El chico te ha ofrecido droga, pero tú quieres algo más.

Doblas un último recodo. Un callejón sin salida con una única puerta herméticamente cerrada. El morito te llama hasta su rincón. Está bajo las ramas de un inmensa higuera que asoma sobre una tapia semiderruida. Sombra fresca en la canícula de mediodía. Te acercas lentamente, sinuosamente. El chico muestra en su palma abierta un puñado de papelinas, pero tu mirada no se detiene sobre la droga, sino sobre la evidente erección que abulta la chilaba de tela ligera.

Miras sus hermosos ojos. Casi tan hermosos como los de Sean. Sus labios mórbidos, sombreados con una pelusilla incipiente. Estás muy cerca de él. Muy cerca. Su mirada recorre tu rostro y se cuela por tu escote. Con la mano libre sujeta una de las tuyas y la acerca hasta su sexo erguido. Lo atenazas palpando su dureza, reconociendo su longitud. Te arrodillas ante él, levantándole lentamente la túnica. Sus tobillos fuertes, sus pantorrillas livianas, las rodillas ligeramente huesudas, los muslos musculosos y largos… El olfato se llena con aroma a macho joven, mientras la boca segrega saliva para acoger- como se merece-el enhiesto falo.

Apenas notas el pinchazo en el cuello. Luego, la negrura más absoluta.

***

Antes de abrir los ojos ya sabes que tienes los pechos desnudos. Estás atada con los brazos en cruz, totalmente ofrecida sobre una alfombra persa. El chico adolescente no está por ningún sitio. No sabes ni siquiera donde estás tú, ni el tiempo que has estado inconsciente.

Te escuece el sexo. Seguramente han usado de ti largamente, como si fueses una muñeca, sin voluntad y sin oponerte a nada.

Vuelves a dormirte. Un súbito frescor te despierta de golpe : te están rasurando el sexo. Y , tras eso, ya no dejan que vuelvas a dormirte. Tienes que estar despierta para gruñir, para insultar, para forcejear. Usan y abusan de ti. Un árabe, y otro , y otro. Pierdes la cuenta. No les miras la cara : solamente las vergas. Penes de 15, 17 , 20 cms. Algunos inusualmente gruesos, aunque cortos. Tus pensamientos vuelan de allí. Mientras horadan tu vagina, mientras penetran tu ano, tu mente está ajena a todo. Solo te importa una cosa : que has caído en las manos de la mafia egipcia de la trata de blancas. Justamente de lo que te habían advertido , de lo que te habían prevenido hasta la saciedad.

***

Una semana en un sitio. Otra semana en otro. Violada cientos de veces. Masacrada tu carne blanca, tu boca carnosa. Vergas que han arrojado su semen dentro de ti. Miembros que te han dejado en carne viva. Cada vez cerrándose más y más el círculo. Poco a poco alejando tus servicios de las zonas urbanas y pasándote hasta los puntos más lejanos del desierto, los más escondidos, los más inaccesibles.

Tu vagina es capaz de tragar lo que le echen. Casi todo. Anoche te enfureciste, negándote a albergar el enorme miembro de un negro senegalés. Prácticamente treinta centímetros de carne color ébano. Cerraste los muslos y no te aviniste a razones : por la vagina no. Por vía anal … podía probar. Y probó. Y entró. Y le gustó. Mucho. Muchísimo. El semen te salía a borbotones por el esfínter destrozado, pero tú habías conseguido lo que te proponías.

***

Habéis viajado toda la noche. El campamento está escavado en la roca, totalmente invisible desde el aire. Todos son hombres. Han dejado que te refresques, que te prepares para lo que te espera. Te guste o no .

Son todos jóvenes. Barbudos la mayoría. Hoy están alegres porque te tienen a ti. Podrán saciarse de ti, de la perra extranjera occidental. Hacen bromas entre ellos. Hablan de proezas logradas, de planes llevados a cabo con perfección inaudita. Tienen un recuerdo para los que ya no están, pero que sin dudar están en un sitio mejor, disfrutando de los favores de las hurís del Edén. Ellos, sin embargo, solo te tienen a ti, y se resarcirán en tu carne lo que las malditas potencias occidentales están haciéndoles a sus pueblos.

En total son trece. Entre ellos solamente hay uno que es mesurado en su forma de hablar y de mirarte. Casi te mira con dulzura. Con admiración quizá. Y a ti… A ti te recuerda a Daniel. A tu esposo querido, deseado, añorado. Tu Daniel, que no tienes a tu lado por una tontería, por un absurdo.

Con los ojos húmedos observas desvestirse a los hombres. Doce hombres, doce vergas erectas esperando turno. Pero tú solo miras al número trece. A ÉL . El que sigue vestido. El que te mira directamente a los ojos. El que se parece tanto a tu Daniel.

Uno, otro, otro … Tu sexo se comprime lo más posible, se adapta con sus músculos vaginales a cada verga, para exprimirlas, para que acaben lo antes posible. Y mientras, tu mirada está enhebrada con la del número 13. Quieres que el deseo se plasme en tus ojos, que se trasmita por el hilo invisible a los de él. Ya solamente quedan dos. Temes que no se decida. Que pase de ti. Que no lo atraigas lo suficiente, o que se haya masturbado, o que … no le gusten las mujeres.

No. No debes temer. Cuando acaba el último, cuando el definitivo salivazo de semen cae sobre tu encharcado pubis, con mucha parsimonia, el guerrero número 13 avanza hacia ti. En su mano lleva un ánfora de barro. No muy grande, pero sí suficiente para lavar tu sexo con agua fresca y perfumada. Su mano, grande, acaricia tu vientre exhausto. Comprime tu monte de Venus. Se regodea en tu clítoris. Luego, lentamente, se desnuda ante ti. Os rodean los otros doce, pero no os importa. Ni siquiera el hecho de que algunos estén comenzando a masturbarse.

Miras , ansiosa, entre sus muslos. ¡ Sí, , sí, si. !. La verga, el príapo, la mole, no mide menos de treinta centímetros. Una salvajada. Una enormidad que coloca entre los labios de tu grieta y comienza a empujar sin dejar de mirarte a los ojos. Y tú sabes que él es ÉL. Y que no te habían engañado cuando te hablaron de su peculiaridad física. Ese especial tamaño sobre el que planificaste toda tu venganza.

***

Daniel ¡ Mi Daniel !. ¡ Qué gran parecido tiene contigo este hombre, este monstruo sin corazón !. Daniel, mi esposo. Daniel , arrebatado una mañana en pleno centro de Londres, por una explosión criminal. Una explosión que me dejó sin esposo y sin hijos. Mi querido Sean, mi dulce y pequeña Lisa…Simplemente por subir al autobús equivocado en el día equivocado…

¡¡Sí, animal!! ¡¡ Métemela bien honda, lo más dentro posible, que me llene totalmente, que me llegue hasta el útero!!.

***

Al útero te ha llegado. Y lo ha rebasado y seguido más allá, traspasándote, rasgando tu carne, empujando hasta el hueso , comprimiéndolo y haciendo estallar el artilugio instalado en tu interior, la potentísima bomba que, mediante tu sacrificio, ha hecho saltar por los aires al jefe de la organización terrorista, a su cuartel general y a todos los que maquinaron aquel atentado en el que murieron todos los tuyos. El Servicio Secreto inglés hizo bien en confiar en ti.

Y la muerte sigue.

 

 

Carletto.

Mas de Carletto

El Gaiterillo

Gioconda

Crónicas desesperadas.- Tres colillas de cigarro

Pum, pum, pum

La virgen

Tras los visillos

Nicolasa

Gitanillas

Madame Zelle (09: Pupila de la Aurora - Final)

Bananas

Madame Zelle (08: La Furia de los Dioses)

Madame Zelle (06: Adios a la Concubina)

Madame Zelle (07: El licor de la vida)

Madame Zelle (05: La Fuente de Jade)

Madame Zelle (04: El Largo Viaje)

Tres cuentos crueles

Madame Zelle (03: Bajo los cerezos en flor)

Madame Zelle (02: El Burdel Flotante)

Madame Zelle (01: La aldea de yunnan)

La Piedad

Don Juan, Don Juan...

Mirándote

Aventuras de Macarena

Cositas... y cosotas

La Casa de la Seda

La Sed

La Despedida

Cloe en menfis

Gatos de callejón

Carne de Puerto

Obsesión

Cables Cruzados

Tomatina

Quizá...

Regina

Cloe la Egipcia

Hombre maduro, busca ...

¡No me hagas callar !

Se rompió el cántaro

La gula

Ojos negros

La finca idílica (recopilación del autor)

Misterioso asesinato en Chueca (10 - Final)

Misterioso asesinato en Chueca (09)

Misterioso asesinato en Chueca (8)

Misterioso asesinato en Chueca (7)

Misterioso asesinato en Chueca (6)

Misterioso asesinato en Chueca (3)

Misterioso asesinato en Chueca (4)

Misterioso asesinato en Chueca (2)

Misterioso asesinato en Chueca (1)

Diente por Diente

Doña Rosita sigue entera

Tus pelotas

Mi pequeña Lily

Escalando las alturas

El Cantar de la Afrenta de Corpes

Dos

Mente prodigiosa

Historias de una aldea (7: Capítulo Final)

Profumo di Donna

Los Cortos de Carletto: ¡Hambre!

Historias de una aldea (6)

Historias de una aldea (5)

Historias de una aldea (3)

Un buen fín de semana

Historias de una aldea (2)

Historias de una aldea (1)

¡ Vivan L@s Novi@s !

Bocas

Machos

No es lo mismo ...

Moderneces

Rosa, Verde y Amarillo

La Tía

Iniciación

Pegado a tí

Los Cortos de Carletto: Principios Inamovibles

Reflejos

La Víctima

Goloso

Los cortos de Carletto: Anticonceptivos Vaticanos

Memorias de una putilla arrastrada (Final)

Memorias de una putilla arrastrada (10)

Dos rombos

Ahora

Café, té y polvorones

Cloe (12: La venganza - 4) Final

Cloe (10: La venganza - 2)

Cloe (11: La venganza - 3)

Los Cortos de Carletto: Amiga

Los Cortos de Carletto: Tus Tetas

Memorias de una putilla arrastrada (9)

Los Cortos de Carletto: Carta desde mi cama.

Memorias de una putilla arrastrada (8)

Memorias de una putilla arrastrada (7)

Cloe (9: La venganza - 1)

Memorias de una putilla arrastrada (6)

Memorias de una putilla arrastrada (4)

Memorias de una putilla arrastrada (5)

Los Cortos de Carletto: Confesión

Memorias de una putilla arrastrada (3)

Memorias de una putilla arrastrada (1)

Memorias de una putilla arrastrada (2)

Los Cortos de Carletto: Blanco Satén

Frígida

Bocetos

Los Cortos de Carletto: Loca

Niña buena, pero buena, buena de verdad

Ocultas

Niña Buena

Los Cortos de Carletto: Roces

Moteros

Los Cortos de Carletto: Sospecha

Entre naranjos

La Finca Idílica (13: Noche de San Silvestre)

Los Cortos de Carletto: Sabores

Los Cortos de Carletto: Globos

Los Cortos de Carletto: Amantes

Los Cortos de Carletto: El Sesenta y nueve

La Mansión de Sodoma (2: Balanceos y otros Meneos)

Ejercicio 2 - Las apariencias engañan: Juan &In;és

Los Cortos de Carletto: Extraños en un tren

Los Cortos de Carletto: Sí, quiero

Los Cortos de Carletto: Falos

Caperucita moja

Los Cortos de Carletto: El caco silencioso

La Mansión de Sodoma (1: Bestias, gerontes y...)

Cien Relatos en busca de Lector

Cloe (8: Los Trabajos de Cloe)

La Finca Idílica (12: Sorpresa, Sorpresa)

Mascaras

Los Cortos de Carletto: Siluetas

Cloe (7: Las Gemelas de Menfis) (2)

Cloe (6: Las Gemelas de Menfis) (1)

Los Cortos de Carletto : Maternidad dudosa

Los Cortos de Carletto: Acoso

La Finca Idílica (11: Love Story)

La Sirena

Los Cortos de Carletto: Luna de Pasión

Los Cortos de Carletto: Niño Raro

La Finca Idílica (10: La mujer perfecta)

Los Cortos de Carletto: Ven aquí, mi amor

La Finca Idílica (9: Pajas)

Los Cortos de Carletto: Muñequita Negra

Los Cortos de Carletto: Hija de Puta

La Finca Idílica (8: Carmen, la Cortesana)

La Finca Idílica (6: Clop, Clop, Clop)

La Finca Idílica (7: Senos y Cosenos)

La Finca Idílica (5: Quesos y Besos)

La Finca Idílica (4: La Odalisca Desdentada)

La Finca Idílica: (3: Misi, misi, misi)

La Finca Idílica (2: El cuñado virginal)

Cloe (5: La Dueña del Lupanar)

Los Cortos de Carletto: Sóplame, mi amor

La Finca Idílica (1: Las Amigas)

Los Cortos de Carletto: Gemidos

Los Cortos de Carletto: La Insistencia

El hetero incorruptible o El perro del Hortelano

Morbo (3: Otoño I)

Los Cortos de Carletto: Disciplina fallida

Los Cortos de Carletto: Diagnóstico Precoz

Los Cortos de Carletto: Amantes en Jerusalem

Los Cortos de Carletto: Genética

Morbo (2: Verano)

Los Cortos de Carletto: La flema inglesa

Morbo (1: Primavera)

Los Cortos de Carletto: Cuarentena

Los Cortos de Carletto: Paquita

Los Cortos de Carletto: El Cuadro

Don de Lenguas

Los cortos de Carletto: El extraño pájaro

Los cortos de Carletto: El baile

Locura (9 - Capítulo Final)

La Vergüenza

Locura (8)

Locura (7)

Locura (5)

El ascensor

Locura (6)

Vegetales

Costras

Locura (4)

Locura (3)

Locura (2)

Negocios

Locura (1)

Sensualidad

Bromuro

Adúltera

Segadores

Madre

Cunnilingus

La Promesa

Cloe (4: La bacanal romana)

Sexo barato

Nadie

Bus-Stop

Mis Recuerdos (3)

Ritos de Iniciación

La amazona

Mis Recuerdos (2)

Caricias

La petición de mano

Mis Recuerdos (1)

Diario de un semental

Carmencita de Viaje

Solterona

Macarena (4: Noche de Mayo)

El secreto de Carmencita

La Pícara Carmencita

La Puta

Macarena (3: El tributo de los donceles)

Costumbres Ancestrales

Cloe (3: El eunuco del Harén)

Macarena (2: Derecho de Pernada)

Cloe (2: La Prostituta Sagrada)

La Muñeca

Soledad

Cloe (1: Danzarina de Isis)

El Balneario

Escrúpulos

Macarena

La tomatina

Dialogo entre lesbos y priapo

Novici@ (2)

Catador de almejas

Antagonistas

Fiestas de Verano

Huerto bien regado

El chaval del armario: Sorpresa, sorpresa

Guardando el luto

Transformación

El tanga negro

Diario de una ninfómana

Descubriendo a papá

La visita (4)

La visita (2)

La visita (1)