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Los Cortos de Carletto: Globos

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LOS CORTOS DE CARLETTO : GLOBOS

Aurora lo tenía todo : una cara angelical, tan pura como la de una Virgen de Murillo: un cuerpo de ensueño, alto y estilizado ( de modelo de pasarela, decían todos ) ; un carácter jovial , y una posición económica que ni fu ni fa. Naturalmente, era la chica más popular y deseada de la población, requerida por todos los hombres – libres y no tan libres – con algo de dignidad entre las piernas.

Sin embargo, Aurora, la bella, la esbelta, la sin par Aurora, estaba triste. ¿ Qué le pasaba a Aurora?. Pues , ni más ni menos, que le había entrado complejo. ¿ De qué? . Pues … de que tenía poco pecho.

Al principio, sus allegados se lo tomaron a risa. ¡ Pero si así estaba más buena que el pan!. Tenía las justas proporciones, idénticas a … ( y aquí le enumeraban una lista de nombres de tops-models, de actrices, presentadoras de TV, y de toda una fauna femenina de lo más actual y variopinta ). Pues nada : Aurora, erre que erre. Quería tener más pecho. Pero no "un poco" más : quería MUCHO más.

Y, como la chica era muy cabezota, consiguió un préstamo del Banco, reunió unos ahorrillos y … se marchó a una clínica especializada.

Cuando volvió, semanas después, aquello fue la bomba. Aurora no se había conformado con ponerse MUCHO pecho. Había exigido, y convencido, a los médicos, de que le colocaran dos GLOBOS ENORMES , que habían transformado su figura de meramente espectacular a , sin lugar a dudas, un fenómeno de circo. Sus andares, antes graciosos y sensuales, se habían transformado en pasitos cortos, algo dubitativos ( no alcanzaba a ver por donde pisaba ), pero que ella sabía transformar en un vaivén , tan erótico, que los hombres babeaban a chorros detrás de ella.

Ya nada en el pueblo fue igual. Cuando Aurora iba por la calle, se paraba el tráfico. Los automovilistas, hacían sonar el claxon a su paso –de una forma desesperada- como si los pitidos acústicos fuesen un sucedáneo de lo "otro" que le harían a ella con sus pitos.Los comercios se colapsaban cuando entraba Aurora. Y, si eran de ropa interior, que te voy a contar : los dependientes se reñían a muerte por tener la dicha de atenderla. Y , ella, gozaba lo indecible, pasando al probador, desnudándose de cintura para arriba y probándose, uno tras otro, infinidad de sujetadores que no le tapaban ni los pezones. El dependiente, con los ojos desorbitados, con un hilillo de baba manchándole la camisa y otro el calzoncillo, le llevaba las grandes tallas, las super-tallas… Nada. Al final, Aurora, optó por fabricarse ella misma ( pues era muy habilidosa con la aguja ) un modelo de corpiño que se adaptaba a su cuerpo como un guante. ¡ Y era una gozada verla con aquellos escotes, con los pezones apenas velados por livianos encajes , que no hacían sino incrementar el morbo a cotas superlativas!.

Los niños de pecho batían palmas con las orejas cuando veían a Aurora. Los padres de los niños, se daban golpes de pecho con el cipote. Un día, en mitad de una acera, un vejete se le abalanzó a las mamas y , hundiendo el hocico en el canalillo, no quiso soltarla hasta que se lo llevaron a rastras… Aquello no podía ser. El pueblo se le quedaba pequeño. Aurora, decidió dar el salto a la capital.

Comenzó la carrera por lo más bajo : el porno. Cuando la vieron entrar al "casting", las demás chicas abandonaron de inmediato, lanzando furibundas miradas a los "tremendos encantos" de Aurora. Al director, se le descolgó la mandíbula cuando la vió en pelotas. Con aquella cara tan divina, aquél culito tan respingón, aquélla concha digna de Venus, y AQUELLAS TETAZAS SUPERLATIVAS … Todo funcionó de maravilla en la primera parte : Aurora desnudándose, Aurora mirando a la cámara provocativamente, Aurora masajeándose – lasciva – los laterales de los senos, Aurora pellizcándose – a duras penas – los gruesos pezones … Pero, cuando entró el actor protagonista, el semental italiano de miembro famosísimo por su grosor y longitud … aquello no funcionó. Junto a los pechos de Aurora, la gran verga – en proporción – quedaba reducida al tamaño de un pirulí de la Habana. Cuando intentaron rodar la escena en que Aurora le hacía una "cubana" a su "partner" … fue la hecatombe : el miembro entraba por una parte … y no salía por la otra. El actor, acostumbrado a pegarles en los morros a las actrices, con la punta del glande, tras deslizarse a través de los senos ( por muy grandes que fuesen éstos ), quedó hundido en la miseria. De tanta rabia que le dio, no se le empinaba. Aquello no podía ser : o Aurora, o él.

Aurora abandonó el rodaje y el mundo del porno. Quiso ser secretaria, pero no llegaba a las teclas del ordenador. Quiso ser presentadora de TV, pero los cámaras solo le enfocaban las tetas.

Todo iba de mal en peor. Hasta que se colocó en una barra americana. Se hizo famosa en cuatro días. Nadie como ella para servir copas de champagne sobresaliendo de su busto. Los clientes, hacían cola ante el mostrador, para amorrarse a la copa y , de paso, lamer las burbujas que caian sobre el "soporte". Aurora se hizo la reina del local, y su nombre trascendió del mundo de luces de neón , hasta llegar a los "clubs" más selectos y reservados.

Tanto subió su poder adquisitivo, que se permitió el lujo de contratar a un "gigoló" bajito y de buen rabo, para que – mientras ella le apoyaba las tetas sobre los hombros- el le diera un repaso a su olvidada concha ( siempre a la sombra de sus pechos ) con su gran verga.

En uno de los "clubs" privados, en el más selecto, Aurora conoció a Serafín. El era un vejete, temblón, vicioso y … multimillonario. Se encaprichó locamente de los globos carnales de la chica … y quiso casarse con ellos. Ella, le dijo, que el resto del cuerpo entraba en el lote . No hubo problema : se casaron. Aurora se vistió de encaje blanco. Los pechos, prácticamente desnudos, rozaban – al estar de rodillas – contra la entrepierna del cura ( y eso que estaba bastante retirado ). El santo hombre daba gracias al Cielo por llevar puesta una amplia sotana. Aquella misma noche rompió en añicos su promesa de mantener la castidad.

A Aurora, Serafín le duró dos revolcones. Una mañana amaneció frío, acurrucado sobre el cuerpo de su esposa, con la cabeza apoyada sobre sus mullidos almohadones : una sonrisa – seráfica – indicaba lo dulce de su muerte.

Para sobrellevar el disgusto, Aurora hizo un viaje dando la vuelta al mundo. A sus amantes los elegía por tres razones concretas : largo miembro, largos brazos y anchas manos. Todo lo demás era secundario.

Y fue muy feliz. A pesar de no poder subir, jamás, en avión.

 

Carletto.

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