LOS CORTOS DE CARLETTO : LOCA
¿ Me dices loca?. ¿ Tú, que me hiciste ser lo que soy. Que me esculpiste, a tu antojo, mirando , solo, por tu placer . Que me arrancaste de mi familia , a fuerza de miradas de fuego, transformadas luego en volátiles cenizas ?.
No te digo, lo que yo era, porque lo sabes. Sabes de mis padres y su entorno, de mis riquezas y oropeles, de mi dorado futuro de heredera universal. Y tú, te presentaste de improviso, con el único haber de tus ojos y tu verga Pero ¡ qué poderío , en tan escasos bienes!.
Fue verte, y adorarte. Fue mirarme, y derretirme. Fue hablarme y asentir a todo lo que decías. No me negué a nada. Ni a lo más bajo y rastrero. Mentí, por ti. Robé, por ti. Huí, por ti.
Tus contínuas mentiras, me sabían a gloria ; porque las endulzabas con el jarabe de tus besos. Las más ladinas palabras, eran para mí música celestial. Porque salían de tus labios. Esos labios que rozabas por mi cuerpo, siempre hambriento de ti.
La misma tarde que nos conocimos, perdí la virginidad en un descampado, casi sobre un montón de basura. Y, las mondas de patatas, me parecieron lecho de plumas. Y los trapos malolientes, finísimas sábanas de hilo. Solo veía tus ojos, solo sentía tus manos y tu verga. Si me quedaba alguna duda sobre mi destino, al gozar de tu cuerpo sobre el mío, me consideré perdida sin remedio. Ya, nunca más, podría seguir viviendo sin sentir tus manos en mis pechos, sin tu vara golpeando el colchón de mi entrepierna.
Mis padres me avisaron sobre ti. Chillé como una histérica, yo, que jamás había elevado la voz, más allá de un susurro de oraciones. Y, ellos, prudentes, callaron una vez.
Y , te seguí viendo. Seguí resollando, bajo de ti, sobre ti. Tragando tu esperma, con fruición de niña de teta. Abriendo los goznes de mis puertas, para que entrases por donde quisieses. Y entrabas ¡ vaya si entrabas!. Y, mis alaridos de placer, avergonzaban a las rameras del descampado.
Por segunda vez, aterrorizados por mí, mis padres tartamudearon cifras y fechas, de tus pérdidas en el juego. No quise escucharles, una vez más, escupiéndoles su falta de amor por mí. Solo querían enfrentarme al sol de mi vida, el que calentaba mis huesos de solterona redimida. Ese dinero era mío, y muy mío. Heredado de mi abuelo el que más me quería . Para que se pudriese en el Banco, que lo disfrutase mi HOMBRE.
Y seguiste ascendiendo en mi cariño, mientras , yo, bajaba dia a día- los peldaños de la ignominia. Ya solo disfrutabas , tocándome ante testigos. Mostrabas mis senos de leche, a cuántos quisieran mirar. Me ofrecías tu falo erecto , en cualquier esquina, cada vez más cerca de mi casa. Hasta que tragué tu semen en el portal de mi hogar. Con el cabello suelto y la mirada espantada, sin poder aguantar mis deseos de mamarte.
Hasta ahí llegó la riada. Mi padre, se plantó. Sus voces, incluso, se oyeron por encima de las mías. Aquella noche planeé mi huida. Robé como una urraca joyas y cubiertos y, haciendo caso omiso a los sollozos que oía en la alcoba paterna, salí, a perderme en la noche, a la búsqueda de tus ojos, de tus manos y tu verga
Casi ni vi la mocita que tenías entre piernas. De un empujón , la tiré al suelo, me lancé , como una loba, aupándome sobre ti, y me empalé aprovechando los fluidos de la ramerilla. Tú , reiste de placer, de ver mi comportamiento animalesco. Retorciendo mis pezones, con un brillo de lujuria infame alumbrando tu mirada, me susurraste ciertas obscenidades que me hicieron respingar. Esbocé una negativa, que quedó interrumpida en seco, al sacar tu verga de mi interior.
Nos hiciste retozar junto a ti, mientras tu inventariabas el fruto de mi latrocinio. Chupé, con asco, la vagina encharcada. Lamí los pezones, en flor, de la putilla del tres al cuarto. Yo, la dueña del pueblo. Y me recompensaste con un golpe de cadera, visitando de improviso mi parte más oscura.
Y, después de aquello, me tragó una espiral de actos vergonzosos, apenas sentidos por mí. Todo me parecía bien si, al final, estabas tú, con los brazos abiertos, los ojos sonrientes, el miembro enhiesto.
Y fui la más puta entre las putas. Y robé y mentí. Y fui alcahueta , para ti. Aguanté carros y carretas, sumergiéndome en el lozadal que nos rodeaba contínuamente.
Hasta esta noche, hasta hace un rato, hasta ahora mismo. Cuando he llegado, con un buche de esperma viejo agarrado a mi garganta. Con mis senos lacios. Cuando me has abofeteado, otra vez más, por lo parco de mis ganancias. Cuando me has negado la delicia de tus besos. Cuando te has reido de mí y de mi apariencia. Cuando has hurtado, a mi caricia, tu cuerpo de chulo.
Si, hasta hace un instante, cuando ha brillado mi navaja, unos segundos, antes de partirte el corazón. Y , en el rictus de tus labios, he leido el nombre que me achacas.
¡Loca !. Loca, si. Pero loca de amor, por ti.
Carletto.